La ermita de Sant Quirc se sitúa en un marco privilegiado, en la montaña de Durro y a una altitud de 1.500 metros. Su emplazamiento no es aleatorio, sino que se trata de una marca territorial vinculada al espacio social trabajado para la comunidad y a la tradición de origen pagano de «correr fallas».
Es un edificio del siglo XII, de dimensiones reducidas y con aportaciones barrocas.
En su interior vemos la convivencia armónica de diferentes momentos artísticos con la copia del frontal de altar románico, la imagen de estilo gótico de Sant Quirc y Santa Julita y el retablo barroco.