Junto con estos fragmentos de pintura original y la capa profunda, cuando entramos en Sant Climent de Taüll podemos ver las pinturas conservadas actualmente en el Museu Nacional d’Art de Catalunya, proyectadas con la técnica del videomapping.
Así pues, ahora en la iglesia de Sant Climent de Taüll encontramos junta toda la pintura del Maestro de Taüll que llegó hasta nuestros días combinando la pintura original con la proyección.
Con la imagen completa de todos los fragmentos que llegaron hasta nuestros días, entendemos el significado de estas pinturas:
De arriba abajo, el ábside se divide en tres espacios que simbólicamente asociamos con el Cielo, arriba de todo, donde se presenta la Divinidad; en medio, el espacio entre el cielo y la tierra, donde encontramos los personajes santos, intermediarios entre Dios y el hombre; y abajo, la tierra, donde estamos los hombres.
Toda la composición sigue un esquema geométrico, dominado por un gran eje vertical. A cada lado de este eje vertical se distribuyen simétricamente los temas y los personajes que estaban inspirados en diferentes textos de la Biblia, por ejemplo, en el Apocalipsis, el último libro del Nuevo Testamento, que profetiza sobre el fin del mundo.
En la pintura románica cada elemento tiene su lugar determinado por su importancia y por el espacio arquitectónico, se organizan por orden de importancia.
En el Cielo, el Cristo en Majestad, la Mano de Dios y el Cordero de los siete ojos.
Rodeando la imagen de Cristo, los cuatro Evangelistas, dos de ellos dentro de círculos que pueden evocar las ruedas de fuego del carro de Yahvé (Dios). Finalmente, a cada lado, un serafín y un querubín.
Entre el Cielo y la Tierra, bajo las arcadas de la Jerusalén Celeste, la Virgen, San Juan y los otros apóstoles. En los extremos, Sant Climent y quizás Sant Corneli.
Por encima de todo, el elemento central, el más importante: el Cristo en Majestad. Su representación está alejada de la realidad y el resultado es una imagen no-naturalista, rígida, frontal, atemporal y esquemática. Para resaltar esto, sus formas están perfiladas en negro, llenas con colores brillantes y contrastados. Pero en el detalle, la expresión de los rostros, los pliegues de la ropa y las cenefas son de una maestría singular y única en la época.
La figura de Cristo en Majestad dentro de la mandorla nos observa sentado en el arco del cielo, con los pies sobre la esfera que representa la tierra.
Cristo Todopoderoso bendice con la mano derecha y sostiene un libro abierto con la mano izquierda, que lleva la inscripción «EGO SUM LUX MUNDI»: yo soy la luz del mundo, la luz que nos revela el conocimiento de Dios.
A cada lado de la cabeza de Cristo aparecen las letras alfa y omega, la primera y la última letra del alfabeto griego, simbolizando que en Dios se inician y se concluyen todas las cosas.