La monumentalidad de la iglesia de la Nativitat da testimonio de la importancia del pueblo de Durro en la Edad Media. Destacan las grandes proporciones de la nave, el campanario, la portada esculpida y el pórtico. Entre los siglos XVI y XVIII, el templo románico fue remodelado en diversas ocasiones. Estas transformaciones aportaron al templo nuevos espacios como las dos capillas góticas o la sacristía barroca. En el interior de la iglesia se expone la imagen románica de Nicodemo, que originalmente formaba parte de un conjunto del Descendimiento de la Cruz.