La iglesia de Santa Maria se consagró el 11 de diciembre de 1123, un día después de Sant Climent de Taüll, hecho que muestra la importancia de los recursos que los señores de Erill destinan a la Vall de Boí a principios del siglo XII.
Situada en el centro del pueblo, es la única iglesia del valle que parece generar el asentamiento de la población a su alrededor.
La mayor parte del conjunto de pinturas murales románicas de su interior se arrancaron y trasladaron a Barcelona entre los años 1919 y 1923, como las del resto del valle. Actualmente, en la iglesia se pueden ver las reproducciones del ábside central y del muro sur.
El ábside central está presidido por la escena de la Epifanía, con el Niño Jesús sentado en la falda de la Virgen María y los Reyes Magos en actitud de ofrenda.
En el muro sur destaca la escena de los Reyes Magos adorando al Niño Jesús y visitando a Herodes.